martes, 28 de mayo de 2013

Querer y no poder

Estás sentada en frente de la ventana y sin saber porque, una angustia horrible se adueña de tu cuerpo. Cada vez te cuesta más respirar, te sudan las manos, el corazón se acelera y solo se dibujan pensamientos horribles en tu mente. Tratas de tranquilizarte pero no lo consigues. Y lloras. Lloras como nunca antes. No entiendes lo que sucede. De pronto, alguien se detiene frente a tu ventana. No consigues verle el rostro, pero puedes oirle. Quieres pedirle ayuda pero de tu boca no salen más que palabras sin sentido... sonidos... no eres capaz de decir nada coherente. Es la primera vez que te pasa. La sombra misteriosa frente a tu ventana empieza a hablar. Escuchas con atención pero no consigues entender nada, es como si alguien hubiera borrado de repente, tu capacidad de comprensión. Y lloras de nuevo. Sientes que te ahogas...

Dos segundos más tarde suena el despertador. Son las 8h y tienes que levantarte. Maldito sueño.

miércoles, 22 de mayo de 2013

¿y qué es lo que ves?



Por más lágrimas que derrames, seguirás siendo así. Por más veces que grites, nadie te escuchará. Por más que encuentres respuestas, te acecharán más preguntas. ¿Y qué es lo que ves? Un reflejo. Un maldito reflejo que te impide ver con claridad la realidad. No te escudes en esos miedos, en esas inseguridades que no hacen más que poner barreras en tu camino. ¿No te gusta lo que ves? Igual es mejor aceptarlo, resignarte a ser aquello que no quieres. Pero entonces no llores, no te quejes, no escupas palabras para que luego se las lleve el viento. ¿Y entonces? Inténtalo, afróntalo, vence esos obstáculos que te impiden disfrutar de la vida y de sus cosas bonitas. Pero sobretodo, no te quedes atrapada en ese rincón. No dejes de mostrate tal y como eres. Vive. Disfruta. Ríe.

viernes, 10 de mayo de 2013

girar y girar


A veces te das cuenta de que tu vida se reduce a dar vueltas y más vueltas; a no parar de girar hasta llegar a marearte y sentirte realmente mal. Otras en cambio, te da la impresión de que das vueltas mientras estás subiendo, mientras acaricias con tus dedos el cielo, sintiendo como las nubes te hacen cosquillas en la cara y el viento susurrando al oído.

De repente, empieza el ciclo de nuevo. Estás girando. Te detienes. Avanzas. Vuelves a girar. Te detienes. Ahora vas hacia atrás. Te vuelves a detener. Es esta forma cíclica la que hace que te des cuenta de que algo va mal y algo va bien. Te hace estar en lo más alto y caer en picado, en un intervalo más o menos pequeño de tiempo. Otras veces el intervalo de tiempo en el que eso ocurre es tan grande, que olvidaste que podías estar abajo y la caída duele más. Pero no importa.

Y el fin no es más que seguir girando, algo mareada y sin las ideas en su sitio... hasta encontrar ese punto que devuelva todo a su lugar. Así, como una noria.